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Su amistad me cambió

Por Héctor Parada · 2025-09-08

Recuerdo que para el año 2007 mis padres ya no pudieron seguir apoyándome con los estudios universitarios ni con las cuotas pendientes del ciclo anterior. Yo estaba triste, pero quería seguir siendo alumno de la UCA.

El primer día del ciclo 01-2007 fui a visitar a mis compañeros, y cuando me iba porque tenían que entrar a clases, me crucé con el Padre Chema. No lo conocía más que de vista —sabía que era el rector y catedrático— y como solía caminar rápido, enseguida se alejaba. En ese momento se me cruzó la idea de pedirle unos minutos, así que corrí, lo alcancé y le conté mi situación: que estaba trabajando para pagar lo pendiente y que necesitaba apoyo para que me autorizaran el reingreso con la cuota mínima. Su respuesta fue inmediata: que hiciera el reingreso, pagara lo pendiente y luego lo buscara.

Seguí frecuentando a mis antiguos compañeros y me lo encontraba con cierta regularidad. Siempre me saludaba con cercanía, primero con una palmada en la espalda y luego con un fuerte abrazo.

Al fin hice el reingreso, pagué lo pendiente y lo fui a buscar a su oficina. Sin cita previa, y sin que su secretaria supiera quién era yo, me recibió. Redactó de su puño y letra una carta pidiendo que me aplicaran la cuota mínima.

Además de eso, me dio la oportunidad de formar parte del personal de la universidad al contratarme en la biblioteca —más de lo que yo había pedido. Desde entonces supe que su gran corazón y amistad serían para mí invaluables.

Con el tiempo, en mi comunidad católica Acción Solidaria, reflexionábamos sobre el evangelio del ciego Bartimeo. Para mí, cruzarme con Chema fue como ese llamado: un encuentro que me cambió la vida. Sentí que a través de él fue Jesús mismo quien me llamaba.

Gracias, padre y amigo José María Tojeira SJ. Cambiaste mi vida para siempre.